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El Acto de Voluntad

Roberto Assagioli

Usaré tres categorías- o dimensiones- para describir la voluntad: aspectos, cualidades y estadios. La primera categoría, los aspectos, es la básica y representa las facetas que se reconocen en la voluntad completamente desarrollada. La segunda categoría, las cualidades, se refiere a la expresión de la voluntad: son las maneras de expresarse de la voluntad en acción. Finalmente, los estadios de la voluntad, se refieren específicamente al proceso de querer, el acto de la voluntad tal como se desarrolla del principio hasta el final.

Se puede considerar completamente desarrollada la voluntad que posee algunos aspectos más importantes; estos deben considerarse las principales premisas de nuestro argumento central, los elementos de mayor relieve en el perfil de la voluntad.

Cada uno de estos aspectos puede ser entrenado de manera específica y apropiada. Ya que casi toda la primera parte de este libro trata de estos aspectos principales, convendrá definirlos inmediatamente. Los aspectos de la voluntad humana en su pleno desarrollo son la voluntad fuerte, la voluntad sabia, la voluntad buena y la voluntad transpersonal.

Quisiera describir brevemente estos aspectos principales de la voluntad, de manera que el lector los pueda tener en mente mientras continuamos definiendo la fenomenología de la voluntad desde otros puntos de vista.

1.      Voluntad fuerte. Como ya hemos dicho antes, para entrenar la voluntad debemos primero reconocer que la voluntad existe, después que tenemos una voluntad, y finalmente que somos una voluntad o, esencialmente, un “Yo que quiere”. Después de esto tenemos que desarrollar la voluntad y volverla bastante fuerte para que esté a la altura de los múltiples usos a los que está llamada a los múltiples campos de la vida.

            La mayor parte de las equivocaciones y de los errores que se refieren a la voluntad surgen de la convicción errada, muy difundida de que la voluntad fuerte constituye toda la   voluntad. La fuerza es solo uno de los aspectos de la voluntad, y cuando no se asocia a los otros puede ser, y a menudo es, ineficaz o dañina para nosotros mismos y para los demás.

2.      Voluntad sabia. El aspecto sabio de la voluntad consiste en la habilidad de obtener los resultados deseados con el menor gasto de energías. Para ir a algún lado, no se puede caminar en línea recta en pleno campo, o trepándose sobre los edificios. Más bien se estudia un mapa de carreteras existentes, que, aunque no en línea recta, puede conducirnos a nuestro destino con el mínimo esfuerzo. Y se aprovechan los medios de transporte ya existentes, esto significa que usamos los vehículos que van en la dirección que elegimos.De la misma manera, para usar sabiamente la voluntad, debemos comprender nuestra constitución anterior, familiarizarnos con nuestras distintas funciones, los impulsos, los deseos, los condicionamientos y las relaciones que hay entre ellos, de tal forma que podamos, en cualquier momento, activar y utilizar aquellos aspectos de nosotros mismos que ya tienen la tendencia a producir una acción específica para realizar la condición que nos proponemos.

3.      Voluntad buena. Aunque la voluntad es fuerte y sabia, no siempre es completa. También puede ser un arma extremadamente peligrosa, porque si la voluntad está dirigida hacia fines negativos, se convierte en un grave peligro para la sociedad. Un hombre con voluntad, fuerte y capaz, en condiciones de usar al máximo sus dotes naturales puede superar o corromper la voluntad de los otros, alguien que no tiene miedo a nada, que arriesga todo y que realiza diversas acciones sin ninguna consideración ética y sin ningún sentido de amor o compasión, puede tener una influencia desastrosa sobre una comunidad o todo un país.

Hay dos grandes leyes que operan en el mundo físico y en el mundo psicológico: La ley de  la acción y la reacción y la Ley de ritmo y equilibrio. A causa de estas leyes, quien hace el  mal, atrae el mal sobre sí mismo, quien es violento y despiadado, finalmente llama sobre sí mismo la violencia y la crueldad de los otros. La historia nos ofrece muchos ejemplos de este tipo, como Calígula, Rasputín o Hitler. Dada la manera en que operan estas leyes, la voluntad, para ser eficaz debe ser buena. Por tanto la voluntad buena es al mismo tiempo favorable e inevitable. Podemos, por eso, afirmar que aprender a elegir las metas correctas constituye un aspecto esencial del “entrenamiento” de la voluntad. Es necesario, para  nuestro bien y el bien de todos, que nuestra voluntad sea buena además de fuerte y sabia. Todo esto conforma el campo de la Psicosíntesis interpersonal, la Psicosíntesis de grupo y  la Psicosíntesis social.

4.      Voluntad transpersonal. Los tres aspectos que hemos hablado parecen constituir la totalidad de las características de la voluntad. Esto puede ser verdadero para el ser humano “normal”, al cual bastan para realizarse u para llevar una vida rica y útil. Éste es el fin de la Psicosíntesis personal e interpersonal. Pero el hombre tiene también otra dimensión. Aunque muchos no la perciban y hasta puedan negarla, hay otro nivel de conciencia, cuya realidad en el curso de la historia ha sido atestiguada por la experiencia directa de cierto número de individuos. Este nivel de conciencia funciona en una dimensión que podríamos definir como “vertical”. En el pasado, ésta era considerada como la esfera de la experiencia religiosa o “espiritual”,  pero hoy es reconocida, cada día más, como un campo válido para la investigación   científica.

Ésta es la esfera específica de la psicología transpersonal que se ocupa de lo que Maslow, un pionero en este campo, ha llamado “las necesidades superiores”. Para usar las palabras del “Statement of Purpose” del Journal of transpersonal Psychology, ésta se ocupa de: “necesidades trascendentes, valores absolutos, conciencia unitaria, experiencias cumbre, éxtasis, experiencias místicas, valores del Ser, esencia, beatitud, veneración, estupor,  realización de las potencialidades del Yo, espíritu, sacralización de la vida diaria, unidad, conciencia cósmica, juego cósmico, sinergia individual y colectiva, integración del individuo en la humanidad, fenómenos trascendentes, máxima percepción sensorial, receptividad y expresión; y los conceptos, las experiencias y las actividades relacionadas con esto”.

Ésta es la esfera o dimensión de la Voluntad Transpersonal que es la Voluntad del Sí Transpersonal. Es también el campo en el cual, en cada individuo, la voluntad del Yo o Sí Personal se une con la voluntad del Sí Transpersonal. Esta unión lleva a la interacción, y finalmente a la fusión del Sí personal con el Sí Transpersonal y los une con la realidad absoluta: el Sí Universal que encierra y demuestra la Trascendente Voluntad Universal.

(fragmento)

2 comentarios en «El Acto de Voluntad»

  1. Que bello…que importante que esto se enseñara a nuestros niños, en especial la voluntad transpersonal que permita crear de su escencia una mejor sociedad. Ahora solo se nos enseña el esfuerzo, pero no el real sentido de este,donde el respeto a si mismo y a los demás sea fundamental

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