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«La luna llena es un período especial en el que las energías espirituales están especialmente disponibles y facilitan una relación más estrecha entre la Humanidad y la Jerarquía.

Cada mes, las energías que afluyen traen las cualidades específicas de la constelación que afluye en ese mes concreto; esas energías a medida que van afectando, consecutivamente, a la humanidad, van estableciendo los “atributos divinos” en la conciencia humana.»

           Meditación de Luna Llena

Dejar Penetrar la Luz

La palabra “transparencia” está muy presente en las noticias en estos días, particularmente en relación con los ámbitos del gobierno, la política y los negocios. Sin embargo, también juega un papel clave en el trabajo de Triángulos, o en cualquier programa de servicio inspirado espiritualmente.

En cierto sentido, se trata de ser sincero con uno mismo y con los colegas de confianza, reconocer las sombras de manera transparente, trabajar más allá de los espejismos y las vulnerabilidades de la personalidad y verlas en relación con las energías más inclusivas e iluminadas del alma. A través del proceso de transformación, estas energías superiores se vuelven transparentes para que todos las vean, irradiando a través de pensamientos y palabras, del verbo y la acción, sin pretensiones ni artificios.

En otro sentido, “todo el proceso evolutivo” puede concebirse como el “desarrollo de la interrelación entre Dios y su mundo”. Entonces se puede ver que la materia está destinada a convertirse en un “medio transparente para la revelación de la divinidad”¹.

En el trabajo de Triángulos, los tres participantes se unen sin otro propósito que el servicio al todo, irradiando la conciencia humana con las energías del alma y el espíritu. Cualquier sentido de un yo separado preocupado por sus anhelos, necesidades y deseos individuales se deja de lado, al menos por el momento, para que las energías iluminadas y amorosas de la divinidad puedan irradiar libremente dentro y a través de los reinos del tiempo y el espacio, sin interrupción ni resistencia. La red está diseñada para funcionar como un medio transparente para dejar penetrar la luz.

En óptica, un medio transparente transmite luz sin ninguna dispersión apreciable. El vidrio y el agua, por ejemplo, dejan pasar la luz como si estuvieran hechos de nada, aunque estén “llenos de átomos”². La mente más profunda y amorosa tiene algo de esta cualidad y hoy en día hay un número significativo de personas que practican la meditación con el objetivo de alinearse con este nivel transparente de la mente. Cuando todas las distracciones de una mente egocéntrica e hiperactiva quedan expuestas a la luz durante los períodos regulares de meditación, es como si los velos que inhiben la apreciación y el alineamiento con el reino espiritual comenzaran a abrirse: una rasgadura dentro del velo se amplía.

A medida que la mente se aquieta, equilibra y enfoca, se hace posible lograr el conocimiento directo o intuitivo y la comprensión sabia, algo de la magnificencia de la vida se puede sentir, “no teóricamente, sino en vibrante respuesta a su Existencia”³.

Cuando la comprensión intuitiva hace que una verdad sea transparente, cambia nuestra orientación hacia la vida, lo que nos permite mirar el mundo a través de una nueva lente, transformando la forma en que vivimos. Hermann Keyserling sugiere que todos los fenómenos de la vida y los eventos pueden verse como símbolos. Y todo símbolo que es una expresión final de un estado consciente “es en sí mismo transparente para otro más profundo, y así sucesivamente hasta la eternidad; porque todas las cosas en la conexión sensorial de la vida están conectadas internamente, y sus profundidades tienen sus raíces en Dios”.®

  Texto extraido del Boletin de Triángulos, septiembre 2025

        www.lucistrust.org/es/triangles

1. Alice Bailey, Astrología Esotérica, pág.626 ed. inglesa
2. https://www.universeofparticles.com/light-travelling-through-a-transparent-medium/
3. Alice Bailey, Espejismo (Glamour): Un problema mundial, pág.181 ed. inglesa
®. Hermann Keyserling, La recuperación de la verdad, págs.91-92