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“En la luz, que tejiendo en el espacio, desde las honduras del espíritu,  se revela la creación de los dioses, aparece la esencia del alma expandida hasta la existencia universal, y resucitada, emerge desde el poder íntimo de la estrecha yoidad.” Rudolf Steiner. Calendario del Alma

¿“Espiritualizar la materia o Materializar el espíritu?”

 

¿Cuál es la verdadera y necesaria manifestación del espíritu en este período de la humanidad?

Es un tiempo donde se disputa en el ser humano la polaridad que se da entre la constitución materialista, que implica un accionar centrado en los propios intereses, el apego a lo material y la voracidad a la que nos inducen ciertos medios para vendernos al mejor postor, junto con la velocidad y el pensamiento imperante que nos hace creer que lo que tengo determina lo que soy.

En muchos ámbitos se hace culto a la inmediatez, la urgencia y la acumulación. Resultado de la desconexión que surge de la mirada materialista del mundo y de la vida.

Sucede que el miedo y la necesidad de seguridad en esta época nos conducen al apego al pasado, a bienes materiales o a ciertos comportamientos, para aliviar la ansiedad que genera la separación con nuestro ser.

La inmediatez imperante no permite ser conscientes de estos mecanismos y se corre el riesgo de una vida superficial.

En el polo opuesto se presenta la constitución vinculada a lo espiritual que habita en nosotros, donde se despliegan nuestros talentos para un bien que nos trasciende. Se basa en la confianza de que en uno existen todas las capacidades, el valor del servicio y la compasión que contiene y trasciende a la empatía, generando así la motivación para aliviar el sufrimiento con la consiguiente verdadera y profunda unión entre los hombres.

Se presenta la necesidad de reconocer la importancia de transitar procesos en los cuales es necesario desapegarnos de narrativas que nos brindan una ilusión de seguridad pero que en realidad son engañosas y limitan nuestra libertad.

El apego surge al inicio de nuestra vida como una necesidad vital de supervivencia, dispositivo de ternura y contención primario.

La perpetuidad en el tiempo del apego nos limita, generando dependencia y necesidades que impiden la radiación de nuestro ser en libertad.

Es necesario en esta época recorrer los diversos senderos de autoconocimiento que se presentan, para conectar y contactar con nuestro ser esencial, habitarnos, dando cuenta de nuestra presencia genuina y verdadera que irradia amor, alegría, unión.

“Habiendo impregnado todo este Universo con un fragmento de Mí mismo, Yo permanezco”. – Krishna

Fabiana Libertella
Estudiante Curso Meditación Creativa

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