Utilizando nuestra imaginación creadora, vamos a visualizar un triángulo de luz. Un triángulo equilátero que abarca los dos países. Visualizamos la energía dentro del triángulo circulando continuamente desde un vértice a otro.
● Visualizamos ahora un punto de luz dinámico situado en el ángulo inferior izquierdo del triángulo. Este punto irradia luz divina. Vemos cómo la luz que irradia actúa como un faro, indicando a las almas el camino de vuelta a su origen, el camino de la luz. La muerte súbita e inesperada del cuerpo físico como ocurre en las guerras hace que las almas se sientan confusas, con vínculos todavía con sus cuerpos muertos, o con sus hogares destruidos, sin que puedan despegar. La irradiación de la luz divina hace que se sientan atraídas por esa luz y la siguen, transitando con dulzura el sendero de retorno.
● Visualizamos ahora un punto de amor dinámico situado en el ángulo inferior derecho del triángulo. Este punto brilla con amor divino. Vemos cómo el amor que irradia el punto se va expandiendo y va llenando los dos países. Y vemos cómo este amor une a las personas; cómo lleva consuelo al sufrimiento de ambos pueblos; vemos cómo a través del amor, las personas de ambos pueblos se ayudan y se apoyan mutuamente.
● Visualizamos ahora un punto de poder dinámico, situado en el vértice superior del triángulo; este poder es la voluntad para hacer el bien. El punto irradia, y vemos cómo esta irradiación de voluntad para hacer el bien llega a toda la población tanto rusa como ucraniana, y vemos cómo alcanza e impregna a todos aquellos que tienen poder de decisión en los dos países.