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«La verdadera unanimidad es la libre determinación de responder a la verdad presentada que más se acerque a la realidad concebida. Por lo tanto, en la enunciación de la verdad reside la seguridad para todos los hombres, lo cual involucra, lógicamente, la presentación profundamente espiritual de los hechos esenciales. El principio de la simultaneidad está ligado a esto, porque el reconocimiento mutuo de un idéntico acercamiento a la verdad produce inevitablemente una actuación unánime».  Enseñanza sobre la Meditación XIV-Discipulado en la Nueva Era II, pag 238

Los principios divinos son eternos pero las personalidades transitorias, y ello ha propiciado que la Humanidad beneficiando solo los intereses materiales del hombre, haya ido segmentado y anulando está visión holística de Unanimidad.

El humano, a lo largo de la historia, ha sentido siempre que formaba parte de algo mucho mayor. Ha tenido consciencia de formar parte del Universo, de la naturaleza, de lo visible y de  lo invisible, de algo superior llamado con muchos nombres, entre ellos Dios y  la compresión que tenemos de Él, va en relación con la compresión y el nivel de conciencia  que la Humanidad desarrolla.

 Nuestra conciencia reconoce  la Unanimidad porque formamos parte de ella. Reconocemos aquello que conocemos. Captamos la belleza por que la tenemos dentro, captamos la unanimidad del Uno, porque la conocemos, la somos en todo lo que se expresa.

Mediante la práctica de la Meditación, nos vamos vinculando con nuestra Esencia Divina, afinando la escucha interna, nos damos cuenta de los miedos que nos paralizan y de cómo el exceso de reflexión centrada en el yo, produce  la cristalización del ego o personalidad, creando separitividad impidiendo  la conexión con la Unidad.

La expresión divina es inteligencia, amor y energía infinita, que se expresa energéticamente uniendo toda la realidad, de manera ordenada e inteligente. Y podemos captarla porque somos su fruto, aunque todavía tengamos una visión parcial de la Divinidad y su naturaleza.

En nuestra la práctica individual permanecemos unidos al esfuerzo del trabajo grupal. Sintonizamos equilibrio, ecuanimidad, aceptación. Juntos nos abrimos y nos acercamos a la belleza. En el trabajo grupal vamos construyendo el Antakarana Grupal, el puente de conciencia entre alma y la unidad mental superior o conciencia superior.

El Principio de Unanimidad puede traer en sus beneficios – la bendición de la unidad en el nivel del alma – lo que significa una identidad de propósito básica a pesar de la diferenciación externa.

En sintonia  con la  Voluntad, el Amor  y con el Propósito que  los maestros conoces y sirve, la comprensión se ilumina. Emerge así un flujo de Energia de Luz y Amor  para compartir con el entorno, algo imprescindible  para la evolución en el mundo.

Estudiantes de Formación de  Meditació Creativa. Septiembre 2022

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