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Una llama con muchas chispas

El aspirante espiritual sigue un camino hacia la luz y con esta llega una comprensión más profunda de la abundancia de la Vida. Al entrar en contacto con la luz dentro de uno mismo, surge una conciencia de la naturaleza conectada de la luz y de su universalidad. Esta energía universal fluye a través de todas las formas: sólo hay “Una Llama con muchas chispas de diferente brillo dentro de esa Llama”(1). 

La luz es una y la energía es una, esa es la gloria de la gran Luz eterna.

A través de la práctica espiritual diaria, gradualmente nos acostumbramos a la abundancia de esta energía que se vierte en la mente receptiva y expectante. Comenzamos a reconocer que esta energía actúa a través nuestro e irradia hacia el mundo a través de nuestras mentes y corazones.

No es una luz que atraemos para nosotros mismos: es la luz que atraemos para compartirla con los demás. Y a medida que ilumina nuestras mentes, comenzamos a ver internamente lo que se erige como una barrera para la luz: nuestras imperfecciones que distorsionan y disminuyen el poder radiante que nos inspira a caminar por este camino de purificación. Por lo tanto, la luz tiene un poder redentor que trae transformación, mayor comprensión y una visión más inclusiva.

La gratitud, la generosidad de espíritu y el deseo de compartir luz, amor y comprensión llegan a quienes hacen contacto con la luz. Su abundancia es reconocida, porque la luz se ve emanar a través de individuos y grupos en todas partes. Así, se siente más profundamente el Plan divino y se evoca un deseo de servirle.

Triángulos es una forma maravillosamente efectiva de servir al Plan y de compartir la abundante energía con la que se ha establecido contacto a través de la práctica espiritual.

Cada Triángulo encaja dentro de la gran red de luz y buena voluntad y tiene un poderoso efecto en la red porque a medida que se vincula con los otros dos puntos de luz, cada integrante del Triángulo está en contacto con la abundancia de la Luz Una. Esa abundancia inunda la red de luz y buena voluntad a través de la intención, la atención y la expectación de todos sus integrantes, y transmite esa luz y buena voluntad a los corazones y las mentes de los seres humanos en todas partes para que tengan una mayor capacidad para anclar el Plan en la Tierra.

Cuando un creciente número de personas que trabajan con la luz para bien de la humanidad se unan con la suficiente intensidad, su radiación seguramente se sentirá en todos los reinos de la naturaleza. Esta es la “vida más abundante” de la que habla el Cristo y, eventualmente, la meta de la humanidad de transmitir esta energía espiritual a los reinos inferiores verá su triunfo trayendo Luz, Amor y Vida a toda la Tierra.

1. El Discipulado en la Nueva Era, Vol. II, p. 626 ed. inglesa
2. Tratado sobre Magia Blanca, p. 91 ed. Inglesa

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